Colegio Hontanares

Noticias

EL TRABAJO DE LOS DOCENTES EN LA EDUCACIÓN VIRTUAL

ENVIGADO, 20 DE MARZO DE 2020. La contingencia por la pandemia del Covid-19 ha generado en el mundo un cambio radical en los estilos de vida y el relacionamiento social tal y como se conocían antes de la aparición y propagación de este virus. Calles desalojadas, establecimientos de comercio vacíos, restaurantes en modalidad “sólo domicilios”, intranquilidad en el ambiente y especulación permanente, son algunos de los casos más comunes que ocurren hoy en día en cualquier ciudad del planeta.

La academia no ha sido la excepción a estos cambios, y la nueva realidad dice que los estudiantes deben estar en sus casas por un tiempo aún sin definir, pero sin afectar su proceso académico para no complicar su debido proceso de aprendizaje. Es aquí donde aparece la gran oportunidad de la educación virtual, pero ¿qué implicaciones trae esto?

Salir de las aulas sin afectar el proceso académico genera grandes retos: desde determinar cuál es el mejor mecanismo para remplazar las clases presenciales, cómo lograr establecer las reglas del juego y que todos las acaten partiendo de su propia responsabilidad, hasta cómo hacer los seguimientos y garantizar el aprendizaje del estudiante, entre otros.

Son muchas preguntas, pero para cada una de ellas es posible tener una respuesta. Herramientas como Google Classroom, Meet y Blackboard son algunas de las opciones más utilizadas en estos días. Pero no todo es ayuda tecnológica. ¿Dónde queda el papel del mentor o docente titular?

El mentor, por obvio que parezca, debe estar en la capacidad de manejar adecuadamente todas estas herramientas tecnológicas, conocerlas, saber qué bondades tiene cada una de ellas, qué extraer para sus procesos y además debe asumir un papel de guía, motivador, facilitador y supervisor de las estrategias que utilizan los estudiantes para aprender, estar atento a las dificultades que presenten y contar con la habilidad de planear las actividades del curso, así como de evaluarlas.

Las filosofías educativas marcan la pauta para la implementación de este tipo de modalidades. Por ejemplo, el modelo holista, utilizado por el Colegio Hontanares, propende por la formación integral del ser, entendiéndolo como la sumatoria de varios componentes que, al alinearlos por igual, aportan a su desarrollo individual: cognitivo, comunicacional, corporal, espiritual, ético, estético y emocional.

Ante situaciones extremas, como las que se están viviendo en este 2020, es donde salen a flote todas esas habilidades, destrezas, capacidades y respuestas disruptivas que marcan un antes y un después en el tiempo. Seguramente cuando todo lo relacionado con la pandemia se estabilice o se erradique, habrán quedado grandes aprendizajes, en este caso, para el sistema educativo, que día a día necesita redescubrirse para estar a tono con las necesidades académicas y el desarrollo social y emocional de los estudiantes.